Las profesoras de lengua siempre buscan como amargarle la vida a una. Esas propuestas “tan creativas” “tan originales”… Ahora, a mi querida profesora se le ha ocurrido no se qué absurdo ejercicio para que nos familiaricemos con el diccionario, como si no tuviéramos cada una nuestra propia familia.
Bueno, sigo las instrucciones del ejercicio: que abra una página cualquiera. Ya. Que elija cuatro o cinco palabras. Estoy en ello… Por fin me decido: neceser, nécora, necrófago, nectarina, negar. Sigo con las instrucciones, ¿qué ahora tengo que escribir una historia?... Esto es increíble… Definitivamente se le ha ido la olla.
Esta historia se desarrolla entre las páginas 2040-2041 de un tomo-tocho que tengo en casa. Resulta que me encuentro con una nécora muy asustada, pues la persigue un necrófago, psicópata que se alimenta, según el diccionario, de cadáveres. Por mucho que le explica la nécora al necrófago que está viva, él está muy necesitado, ya que con la crisis la gente no quiere morirse por no hacer gastos innecesarios a las familias. Continúo página abajo, y ahí una hermosa y sensual nectarina, neceser en mano, se niega a deshacerse de sus cremas y perfumes, digan lo que digan las nuevas normas de los aeropuertos… Finalmente, le arrebatan su preciado neceser y llora desconsoladamente. El necrófago, sensibilizado con los más desfavorecidos, la consuela. Ella, entre sollozos y sorbiéndose los mocos le dice:
- ¡Antes muerta que viajar en avión!
- Ahí le doy toda la razón.
Bueno, sigo las instrucciones del ejercicio: que abra una página cualquiera. Ya. Que elija cuatro o cinco palabras. Estoy en ello… Por fin me decido: neceser, nécora, necrófago, nectarina, negar. Sigo con las instrucciones, ¿qué ahora tengo que escribir una historia?... Esto es increíble… Definitivamente se le ha ido la olla.
Esta historia se desarrolla entre las páginas 2040-2041 de un tomo-tocho que tengo en casa. Resulta que me encuentro con una nécora muy asustada, pues la persigue un necrófago, psicópata que se alimenta, según el diccionario, de cadáveres. Por mucho que le explica la nécora al necrófago que está viva, él está muy necesitado, ya que con la crisis la gente no quiere morirse por no hacer gastos innecesarios a las familias. Continúo página abajo, y ahí una hermosa y sensual nectarina, neceser en mano, se niega a deshacerse de sus cremas y perfumes, digan lo que digan las nuevas normas de los aeropuertos… Finalmente, le arrebatan su preciado neceser y llora desconsoladamente. El necrófago, sensibilizado con los más desfavorecidos, la consuela. Ella, entre sollozos y sorbiéndose los mocos le dice:
- ¡Antes muerta que viajar en avión!
- Ahí le doy toda la razón.
Pobre y desgraciada nectárina!! Pues me solidarizo con ella!! jajaja....
ResponderEliminarYo a veces pienso que a mi profesora también se le va la olla.. jejeje..