Soy una indignada madre de dos hijos “perroflautas”. Sí, sí esos que van con rastas. Esos que son criminalizados por su aspecto. Esos sobre los que se ejerce la violencia cada vez que viajan y son cacheados porque según la policía dan “el perfil”. Esos que en cualquier espacio público los descalzan, les remueven sus pertenecías personales bajo la mirada de un público inquisidor, haciéndoles perder su dignidad.
Soy una madre indignada de dos perroflautas que son discriminados por su aspecto en multitud de trabajos. Soy madre indignada de dos perroflautas indignados, sí, sí de esos que se sientan pacíficamente para recibir los palos de algunos policías desaforados por reclamar, por exigir una vida mejor para todos y todas.
Me parece indignante asociar directamente a una determinada estética unos comportamientos violentos o delictivos. Es ejercer la violencia propia del pensamiento totalitario. Es obsceno. Un perroflauta rastero es violento, sucio, drogadicto, vago… claro dejan de ser personas y es más fácil pegarles y maltratarles. ¿Les cosemos una estrellita?
Soy una madre indignada porque mis hijos, los rastas, los melendis, todavía con veintitantos años no pueden vivir de manera independiente con un mínimo de dignidad.
Soy una madre indignada cuando observo que los medios de comunicación colaboran con la cosificación de un modelo, el perroflauta, que los convierte en sujetos del odio y de la violencia de las personas de “orden” y sus instrumentos de persuasión.
Soy una madre indignada que igual que sus hijos, los perroflautas, con muchas, miles y miles de personas, cada una con su estética, vamos a estar el domingo 19J en la calle, molestando a todos esos chorizos que intentan terminar con la alegría de vivir y con las esperanzas de un mundo mejor y más justo.
Los y las perroflautas están cargados de valores, de ideas, de ilusiones, de proyectos y sentimientos. Se comprometen y luchan por una sociedad mejor y más justa.
Y además tienen madre.
Soy una madre indignada de dos perroflautas que son discriminados por su aspecto en multitud de trabajos. Soy madre indignada de dos perroflautas indignados, sí, sí de esos que se sientan pacíficamente para recibir los palos de algunos policías desaforados por reclamar, por exigir una vida mejor para todos y todas.
Me parece indignante asociar directamente a una determinada estética unos comportamientos violentos o delictivos. Es ejercer la violencia propia del pensamiento totalitario. Es obsceno. Un perroflauta rastero es violento, sucio, drogadicto, vago… claro dejan de ser personas y es más fácil pegarles y maltratarles. ¿Les cosemos una estrellita?
Soy una madre indignada porque mis hijos, los rastas, los melendis, todavía con veintitantos años no pueden vivir de manera independiente con un mínimo de dignidad.
Soy una madre indignada cuando observo que los medios de comunicación colaboran con la cosificación de un modelo, el perroflauta, que los convierte en sujetos del odio y de la violencia de las personas de “orden” y sus instrumentos de persuasión.
Soy una madre indignada que igual que sus hijos, los perroflautas, con muchas, miles y miles de personas, cada una con su estética, vamos a estar el domingo 19J en la calle, molestando a todos esos chorizos que intentan terminar con la alegría de vivir y con las esperanzas de un mundo mejor y más justo.
Los y las perroflautas están cargados de valores, de ideas, de ilusiones, de proyectos y sentimientos. Se comprometen y luchan por una sociedad mejor y más justa.
Y además tienen madre.
Yo también estoy indignada y un poco harta de que se me juzgue por mi forma de pensar, por ver la vida de forma distinta a otros que creen poseer la verdad absoluta y que todo lo que haces en la vida tiene que tener un precio. En fin y para colmo de "males" mi hija es rarita, como dirian algunos, pero con 13 años tiene la cabeza más amueblada que algunos adultos que andan por el mundo dando lecciones de moralidad.
ResponderEliminarMe alegra que tú y tus hijos tomen esa actitud, y que sigan luchando por lo que creen. Personas como ustedes son las que necesitamos en mayor cantidad. Sigan adelante, a pesar de las injusticias.
ResponderEliminarYo también soy una madre indignada y me identifico contigo. Todos tenemos o hemos tenido hijos dificiles, o raritos, según la edad pero no por eso malos o delincuentes. Así que yo también soy una madre indignada y no puedo con las injusticias.
ResponderEliminarYo también soy uno de esos hijos perroflautas.
ResponderEliminarSaben? No fuimos educados para llevar una estética ni para aguantar la imposición de cualquier modelo.
Nos podrán llamar sucios, libertarios, perroflautas, hippies (quizá en otra época) pero:
No pueden quitarnos la victoria de la paz. No pueden quitarnos nuestra dignidad de plantarnos frente a un sistema y siempre SIEMPRE con la cabeza bien alta y orgullosos. Nunca dejaremos que la violencia que se tiene contra nosotros sea devuelta como ellos prentenden.
Hemos vencido claramente. Todo el país ha sido testigo de nuestro movimiento (independiente a cualquier partido) totalmente altruista creyendo en un cambio real y posible.
Salud y paz.
los hijos siempre poniendo a prueba la cabeza de nuestros padres, con cortes de pelo, ropas e ideas nuevas. Es una pena que la aceptación y el respeto sigan siendo escasos, en mi experiencia la violencia no se esconde tras las personas diferentes, los mas criminales y violentos siempre son los que no se diferencian de los demás "los lobos disfrazados de ovejas". bonito blog.
ResponderEliminarnice pice ... i like it
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