Entre tanta información sobre políticos corruptos, crisis económica y número de goles por segundo, el titular despertó mi curiosidad: “Sirenas Inmortales Escriben Sus Trepidantes Aventuras”
Un numeroso grupo de sirenas se había constituido como grupo editorial. “El Salero” era el nombre elegido por este colectivo que proyectaba, entre otras publicaciones, editar una colección de relatos de aventuras protagonizadas por sirenas. El objetivo de esta colección era terminar definitivamente con los mitos, que a lo largo de la historia, han contribuido a tener una idea absurda y equivocada sobre el comportamiento y la vida de estos seres marinos. Además, su deseo, como expresó su portavoz Merceida Calamara, era desmitificar a los célebres héroes de las grandes epopeyas y a los caprichosos y tiránicos dioses del Olimpo.
La noticia me resultó muy llamativa pero escueta, así que busqué información en la red sobre este colectivo. Tenían una página web muy completa, con variadas y distintas secciones. Me llamó la atención una en particular, “Héroes y dioses de pacotilla”. Desplegué el menú y allí estaban todos los personajes de las antiguas y modernas epopeyas. Al azar, pinché en “Ulises, el chirivaina”, “Poseidón, el colérico”, etc. Era tanta la información que allí se mostraba que decidí empezar por el principio y resolví volver a la página de Inicio y leer la introducción donde se explicaba la verdadera naturaleza de las sirenas:
“Las sirenas somos seres que habitamos en espacios diferentes, dependiendo de nuestras necesidades o nuestros deseos. En esto no nos diferenciamos del resto de criaturas de este universo. Una de nuestras características fundamentales es que nos adaptamos a cualquier situación y medio natural. Desde tiempos inmemoriales ha sido así. En la antigüedad, poseíamos alas que nos permitían volar y desplazarnos con mayor rapidez. Sobre esta cuestión estamos un poco decepcionadas con Darwin, ya que en sus investigaciones sobre la evolución de las especies no nos dedicó ni un solo capítulo. Y aunque él nunca lo supo, convencimos a numerosas especies marinas para que se dejaran capturar para así colaborar en su interesante investigación. Ya se sabe, la vida es muy ingrata. En fin, que con el paso de los siglos, perdimos nuestras preciadas alas, aunque desarrollamos una aleta considerable que nos da agilidad y velocidad en el medio marino. El inconveniente son sus escamas, ya que igual que les ocurre a los humanos con la caspa, la descamación es un problema estético que no hay champú ni crema milagrosa que lo solucione, digan lo que digan los spots publicitarios.
Mucho se ha dicho sobre nuestra afición al canto. Esto es muy relativo, ya que en todo colectivo hay individuos que tienen unas capacidades innatas para cantar y otros que tienen un oído en Ítaca y el otro en Creta. Es decir, unas cantan divinamente, teniendo una fuerte y preocupante adicción a los karaokes, y las otras te tirarías al mar directamente, caso de algunos navegantes que prefirieron ahogarse antes que seguir escuchando los cantos insoportables de algunas sirenas, no precisamente dotadas para ello.
Somos esencialmente criaturas curiosas, sociables y cordiales. Nos agrada una buena conversación y nos gusta participar en cualquier evento cultural sea terrestre o marino. Además nos caracterizamos por ser emprendedoras, ahora que esta historia está tan de moda, nosotras siempre hemos puesto en marcha distintas y variadas empresas. Nuestras actividades empresariales siempre han estado relacionadas con los deportes acuáticos. El capital inicial, que siempre es necesario para poner en marcha cualquier proyecto, lo tenemos al alcance de nuestra mano. Los sucesivos naufragios a lo largo de los siglos, han capitalizado todas nuestras empresas, ya que los tesoros sumergidos en el mar, hasta hace poco, estaban totalmente a nuestra disposición. Actualmente, con esas extrañas leyes que se sacan de la manga los humanos sobre explotación marina, aguas internacionales, propiedad de los tesoros sumergidos en el mar…, tenemos alguna que otra dificultad. Sin embargo, con nuestra innata capacidad organizativa, solucionamos con eficacia este tipo de problemas. También tenemos que reconocer que la rapidez en estos casos es esencial. En el momento que se produce un naufragio, el centro de comunicaciones más cercano al mismo, informa a los distintos grupos de intervención directa para que actúen con diligencia. Nuestra prioridad, en estos casos, es salvar a los humanos que se encuentren situación de peligro y después nos ocupamos de los bienes que se pueden recuperar. No somos avariciosas y sólo incautamos lo necesario para poder vivir con dignidad.
Sobre nuestro aspecto físico, nos indigna especialmente esa absurda definición que hacen los humanos sobre nosotras: “Ninfa marina con busto de mujer y cuerpo de ave, que extraviaba a los navegantes atrayéndolos con la dulzura de su canto. Algunos artistas la representan con torso de mujer y parte inferior de pez”. Que absurda manía tiene la especie humana. Todo debe ser calificable y sobre todo definible, por supuesto a su imagen y semejanza. Hasta tienen una especie de manual indiscutible donde guardan como un tesoro, el significado de todas las palabras. No están abiertos a la divergencia que provocan diferentes contextos y situaciones en las que es necesario inventar nuevos términos o cambiar su significado ancestral. Si no lean la definición que hacen sobre el canto de las sirenas: “Discurso elaborado con palabras agradables y convincentes, pero que esconden alguna seducción o engaño”. Lo diferente les asusta y desconfían de aquello que no tiene una explicación científica o…”
La curiosidad hizo que pinchará sobre el enlace el canto de las sirenas. De repente, un agudo sonido maltrató mis oídos… Me había quedado dormida y la sirena del colegio del otro lado de la calle me despertó sobresaltada. Me incorporé soñolienta y recogí las hojas del periódico que leía antes de adormilarme. Fijé mi vista en un titular que me hizo sonreír:
Un numeroso grupo de sirenas se había constituido como grupo editorial. “El Salero” era el nombre elegido por este colectivo que proyectaba, entre otras publicaciones, editar una colección de relatos de aventuras protagonizadas por sirenas. El objetivo de esta colección era terminar definitivamente con los mitos, que a lo largo de la historia, han contribuido a tener una idea absurda y equivocada sobre el comportamiento y la vida de estos seres marinos. Además, su deseo, como expresó su portavoz Merceida Calamara, era desmitificar a los célebres héroes de las grandes epopeyas y a los caprichosos y tiránicos dioses del Olimpo.
La noticia me resultó muy llamativa pero escueta, así que busqué información en la red sobre este colectivo. Tenían una página web muy completa, con variadas y distintas secciones. Me llamó la atención una en particular, “Héroes y dioses de pacotilla”. Desplegué el menú y allí estaban todos los personajes de las antiguas y modernas epopeyas. Al azar, pinché en “Ulises, el chirivaina”, “Poseidón, el colérico”, etc. Era tanta la información que allí se mostraba que decidí empezar por el principio y resolví volver a la página de Inicio y leer la introducción donde se explicaba la verdadera naturaleza de las sirenas:
“Las sirenas somos seres que habitamos en espacios diferentes, dependiendo de nuestras necesidades o nuestros deseos. En esto no nos diferenciamos del resto de criaturas de este universo. Una de nuestras características fundamentales es que nos adaptamos a cualquier situación y medio natural. Desde tiempos inmemoriales ha sido así. En la antigüedad, poseíamos alas que nos permitían volar y desplazarnos con mayor rapidez. Sobre esta cuestión estamos un poco decepcionadas con Darwin, ya que en sus investigaciones sobre la evolución de las especies no nos dedicó ni un solo capítulo. Y aunque él nunca lo supo, convencimos a numerosas especies marinas para que se dejaran capturar para así colaborar en su interesante investigación. Ya se sabe, la vida es muy ingrata. En fin, que con el paso de los siglos, perdimos nuestras preciadas alas, aunque desarrollamos una aleta considerable que nos da agilidad y velocidad en el medio marino. El inconveniente son sus escamas, ya que igual que les ocurre a los humanos con la caspa, la descamación es un problema estético que no hay champú ni crema milagrosa que lo solucione, digan lo que digan los spots publicitarios.
Mucho se ha dicho sobre nuestra afición al canto. Esto es muy relativo, ya que en todo colectivo hay individuos que tienen unas capacidades innatas para cantar y otros que tienen un oído en Ítaca y el otro en Creta. Es decir, unas cantan divinamente, teniendo una fuerte y preocupante adicción a los karaokes, y las otras te tirarías al mar directamente, caso de algunos navegantes que prefirieron ahogarse antes que seguir escuchando los cantos insoportables de algunas sirenas, no precisamente dotadas para ello.
Somos esencialmente criaturas curiosas, sociables y cordiales. Nos agrada una buena conversación y nos gusta participar en cualquier evento cultural sea terrestre o marino. Además nos caracterizamos por ser emprendedoras, ahora que esta historia está tan de moda, nosotras siempre hemos puesto en marcha distintas y variadas empresas. Nuestras actividades empresariales siempre han estado relacionadas con los deportes acuáticos. El capital inicial, que siempre es necesario para poner en marcha cualquier proyecto, lo tenemos al alcance de nuestra mano. Los sucesivos naufragios a lo largo de los siglos, han capitalizado todas nuestras empresas, ya que los tesoros sumergidos en el mar, hasta hace poco, estaban totalmente a nuestra disposición. Actualmente, con esas extrañas leyes que se sacan de la manga los humanos sobre explotación marina, aguas internacionales, propiedad de los tesoros sumergidos en el mar…, tenemos alguna que otra dificultad. Sin embargo, con nuestra innata capacidad organizativa, solucionamos con eficacia este tipo de problemas. También tenemos que reconocer que la rapidez en estos casos es esencial. En el momento que se produce un naufragio, el centro de comunicaciones más cercano al mismo, informa a los distintos grupos de intervención directa para que actúen con diligencia. Nuestra prioridad, en estos casos, es salvar a los humanos que se encuentren situación de peligro y después nos ocupamos de los bienes que se pueden recuperar. No somos avariciosas y sólo incautamos lo necesario para poder vivir con dignidad.
Sobre nuestro aspecto físico, nos indigna especialmente esa absurda definición que hacen los humanos sobre nosotras: “Ninfa marina con busto de mujer y cuerpo de ave, que extraviaba a los navegantes atrayéndolos con la dulzura de su canto. Algunos artistas la representan con torso de mujer y parte inferior de pez”. Que absurda manía tiene la especie humana. Todo debe ser calificable y sobre todo definible, por supuesto a su imagen y semejanza. Hasta tienen una especie de manual indiscutible donde guardan como un tesoro, el significado de todas las palabras. No están abiertos a la divergencia que provocan diferentes contextos y situaciones en las que es necesario inventar nuevos términos o cambiar su significado ancestral. Si no lean la definición que hacen sobre el canto de las sirenas: “Discurso elaborado con palabras agradables y convincentes, pero que esconden alguna seducción o engaño”. Lo diferente les asusta y desconfían de aquello que no tiene una explicación científica o…”
La curiosidad hizo que pinchará sobre el enlace el canto de las sirenas. De repente, un agudo sonido maltrató mis oídos… Me había quedado dormida y la sirena del colegio del otro lado de la calle me despertó sobresaltada. Me incorporé soñolienta y recogí las hojas del periódico que leía antes de adormilarme. Fijé mi vista en un titular que me hizo sonreír:
“Secretas inmobiliarias exhiben sus truculentas fortunas”
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